"¡Salve, magister!" Esto significa "¡Buenos días, maestro!" en latín. Pocos niños romanos pronunciaron estas palabras. No había escuelas públicas, por lo tanto la mayoría tenía que conformarse con lo que podía aprender en el hogar. Algunos tenían esclavos griegos que les enseñaban. Solamente los más afortunados fueron a una verdadera escuela.